La Ingeniería de Software es mucho más que “un montón de páginas y diagramas”. Es el camino que conduce a producir un resultado que deleita a los usuarios lo más rápido. Como decía Watts Humphrey: la forma más rápida de hacer el software, es hacerlo bien a la primera. Eso solo se logra con la Discilina de la Ingeniería.

Parece que la calidad es un tabú en el gremio o algo que se puede postergar e incluir después; basta ver la lista de actualizaciones de apps en tu teléfono móvil para darnos cuenta que, en su mayoría, se trata de “soluciones de errores (bug fixes)”.
Esto tiene varias causas; las que yo veo, como principales, son: que los desarrolladores creen que todo se soluciona con tecnología solamente y que la mayoría hacen a un lado la Ingeniería (se llama Ingeniería de Software, ¿recuerdan?).
¿Por qué ocurre así, qué es lo que ocasiona y qué podemos hacer? Vamos a explorar un poco.

Muchos desarrolladores de software padecemos el “God Complex”: creemos que todas nuestras decisiones son acertadas y sabemos más que todos. También, que podemos resolver los problemas con poca o nada de ayuda.
Ágil parte de un hecho: empezamos a implementar la solución sobre un problema que ya comprendimos en su mayoría y lo que se descubre es el cómo resolverlo mejor.
Por eso, aquí te dejo tres recomendaciones de lo que debes entender bien antes de comenzar el desarrollo de un producto de software.